Era una epoca de relativa tranquilidad en el taller, el advenimiento de un nuevo requerimiento de un cliente de renombrada categoria, era la posiblidad que el taller estaba esperando para saltar al estrellato.
Esta requerimiento era de vital importancia y asi se los hizo saber a sus capatazes de turno el rey del taller. Los capatazes de turno en esa epoca era la ya tan mensionada dupla, uno quien era sinonimo de idiotez y el otro un capataz de la madre patria.
En una reunion donde se dicutiria todo lo que se iva a desarrollar para dicho rquerimiento participaban 2 talleristas de teclado, el capataza tontin, y un tallerista funcional.
El capataz tonti dijo tenemos que hacer todo esto xq el rey asi lo quiere y este desarrollo es de prioritario y tenemos que entregarlo en 2 semanas, a lo que los talleristas de teclado respondieron "esto es imposible de hacer en 2 semanas este es yb requerimiento q esta estimado en 800hs!!!!!!!!!!!!". Hubo un momento de silencio donde nadie respondio todos se miraban hasta que el capataz tontin dijo haciendo uso de su basta experiencia y conocimiento "bueno entonces hagamos una cascara", la cara de los talleristas presentes fue indescriptible digna de ser pintada por los mas famosos pintores del mundo.
Pasaron las 2 semanas y la "cascara" fue entregada a dicho magnanimo cliente.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Encargado con fecha de vencimiento
Hay un consenso tácito al ascociar sobre cual fue la época mas fecunda en lo referido a las desopilantes situaciones ocurridas y quien era el encargado del taller.
Esta época fue durante el reinado en forma de binomio, por un lado estaba Atila del taller y por el otro, un inefable personaje que, como comentamos en otra entrada, nadie advirtio su ingreso y tampoco su retiro. Pero si podemos decir, que la brillantez de conceptos de este último hizo que, para quienes estuvimos ahí, concordemos en que dicho período fue fecundo en situaciones. Llegó a un punto tal, que su apellido (el del encargado o viceencarado) fue inculcado como sinónimo sagaz de bobada, estupidez, sandez, memez, insipidez, vaciedad, tontería y cualquier otro adjeivo razonablemente cercano a la idiotez.
En dichas épocas hubo gran tumulto por un reconocido cliente del norte de américa del sur, habitante de las tierras inmortales de Rodrigo de Bastidas, que se había empacado haciendonos creer que era una habitual chicana indisimulabrel de algún capataz de aquel taller. Asimismo, esa semana fue la primera de un gran tallerista, obrero del teclado el, que como era de esperar, llegaba al taller con un ánimo grande de progreso profesional y otras cuestiones, que por ser personalisimas no podemos describir.
El asiento de trabajo de este compañero no resulto agradable pues quedó frente a un aciago tallerista y dando espaldas a a puerta de entrada al taller, esta puerta no era ni mas ni menos que la oficina de El Rey (no confundir con encargaduría, esta era el aposento mismo del dueño). El lugar no era malo por su ubicación, El Rey siempre observó soretes y no personas, esclavos y no obreros, culiados y no transeuntes.
El viceencargado tuvo una fantástica idea para salvaguardar y zanjar la situación con el cliente heredero de las tierras de Don Rodrigo y así desplazar a Atila y recoger la siembra propia como un record de temporada. Había un obrero del teclado que por esos días había finalizado con singular éxito el mismo proceso que requerían los postergadores de tan agradabl pago, pero que dicho proceso no había visto sino solamente las pruebas de gran envergadura realizadas en el taller. El viceencargado advirtió que esa era su salvación para mostrar su gimansia, muñeca, astucia y hasta su camándula para dejar de ser el segundon y pasar a primer plano.
Lo jocoso de esto fue lo siguiente, dicho personaje caminó raudo hasta la oficina de El Rey para desarrollar y exponer su magnánimo, principesco, altruísta y desinteresado plan. Es imposible describir la situación de manera precisa, pero haremos lo posible. La puerta de dicha oficina estaba abierta totalmente, nuestro nuevo obrero del teclado estaba hubicado como correspondía en su lugar de trabajo, nuestro añorado viceencargado entró raudo cuan estiletazo perfecto del venerable Hannibal Lecter, no pasaron mas de 10 segundos cuando una catarata de improperios, vituperios, insultos a mansalva, palabras y oraciones execrables, afrentas y baldónes lanzados hacía la persona y sus condiciones profesionales, nuestro nuevo compañero tallerista escuchaba pávido, con sorpresa y asombro. A medida que el tiempo pasaba y las palabras del rey surcaban el aire, espesandolo, rebotaban en el tinglado y llegaban a todos los rincones del taller y así nuestro nuevo obrero y el mas cercano a la oficina mostraba colores en su rostro tan cambiantes que su gesto se iba desdibujanto al punto de estar cercano al punto inicial de la debacle. En esos instantes nuestro viceencargado cerró raudo la puerta de la oficina del rey como queriendo preservar su respetable figura. No hubo tal resguardo, la insistencia y el elevado volumen de voz de El Rey hizo que la puerta fuere como un simple papel de barrilete, el recital continuaba altisonante.
Uno de los obreros del teclado se acercó a nuestro nuevo integrante y le explicó que debiere acostumbrarse a dicha poesia urbana destinaba a cualquier siervo habitante del taller. No era algo esporádico, era una situación de normalidad, que solamente se diferenciaba de otras por el volumen del recitado poetico.
Nuestro nuevo obrero se calmó, entendió la situación que meses después fue narrada con saleroso humor. Para nuestro viceencargado, la vida en el taller no volvió a ser la misma, cualquier obrero con cierta antiguedad desde ese día empezó a mirar al encargado como un objeto con fecha de vencimiento cercana. Ninguno se equivocó.
Esta época fue durante el reinado en forma de binomio, por un lado estaba Atila del taller y por el otro, un inefable personaje que, como comentamos en otra entrada, nadie advirtio su ingreso y tampoco su retiro. Pero si podemos decir, que la brillantez de conceptos de este último hizo que, para quienes estuvimos ahí, concordemos en que dicho período fue fecundo en situaciones. Llegó a un punto tal, que su apellido (el del encargado o viceencarado) fue inculcado como sinónimo sagaz de bobada, estupidez, sandez, memez, insipidez, vaciedad, tontería y cualquier otro adjeivo razonablemente cercano a la idiotez.
En dichas épocas hubo gran tumulto por un reconocido cliente del norte de américa del sur, habitante de las tierras inmortales de Rodrigo de Bastidas, que se había empacado haciendonos creer que era una habitual chicana indisimulabrel de algún capataz de aquel taller. Asimismo, esa semana fue la primera de un gran tallerista, obrero del teclado el, que como era de esperar, llegaba al taller con un ánimo grande de progreso profesional y otras cuestiones, que por ser personalisimas no podemos describir.
El asiento de trabajo de este compañero no resulto agradable pues quedó frente a un aciago tallerista y dando espaldas a a puerta de entrada al taller, esta puerta no era ni mas ni menos que la oficina de El Rey (no confundir con encargaduría, esta era el aposento mismo del dueño). El lugar no era malo por su ubicación, El Rey siempre observó soretes y no personas, esclavos y no obreros, culiados y no transeuntes.
El viceencargado tuvo una fantástica idea para salvaguardar y zanjar la situación con el cliente heredero de las tierras de Don Rodrigo y así desplazar a Atila y recoger la siembra propia como un record de temporada. Había un obrero del teclado que por esos días había finalizado con singular éxito el mismo proceso que requerían los postergadores de tan agradabl pago, pero que dicho proceso no había visto sino solamente las pruebas de gran envergadura realizadas en el taller. El viceencargado advirtió que esa era su salvación para mostrar su gimansia, muñeca, astucia y hasta su camándula para dejar de ser el segundon y pasar a primer plano.
Lo jocoso de esto fue lo siguiente, dicho personaje caminó raudo hasta la oficina de El Rey para desarrollar y exponer su magnánimo, principesco, altruísta y desinteresado plan. Es imposible describir la situación de manera precisa, pero haremos lo posible. La puerta de dicha oficina estaba abierta totalmente, nuestro nuevo obrero del teclado estaba hubicado como correspondía en su lugar de trabajo, nuestro añorado viceencargado entró raudo cuan estiletazo perfecto del venerable Hannibal Lecter, no pasaron mas de 10 segundos cuando una catarata de improperios, vituperios, insultos a mansalva, palabras y oraciones execrables, afrentas y baldónes lanzados hacía la persona y sus condiciones profesionales, nuestro nuevo compañero tallerista escuchaba pávido, con sorpresa y asombro. A medida que el tiempo pasaba y las palabras del rey surcaban el aire, espesandolo, rebotaban en el tinglado y llegaban a todos los rincones del taller y así nuestro nuevo obrero y el mas cercano a la oficina mostraba colores en su rostro tan cambiantes que su gesto se iba desdibujanto al punto de estar cercano al punto inicial de la debacle. En esos instantes nuestro viceencargado cerró raudo la puerta de la oficina del rey como queriendo preservar su respetable figura. No hubo tal resguardo, la insistencia y el elevado volumen de voz de El Rey hizo que la puerta fuere como un simple papel de barrilete, el recital continuaba altisonante.
Uno de los obreros del teclado se acercó a nuestro nuevo integrante y le explicó que debiere acostumbrarse a dicha poesia urbana destinaba a cualquier siervo habitante del taller. No era algo esporádico, era una situación de normalidad, que solamente se diferenciaba de otras por el volumen del recitado poetico.
Nuestro nuevo obrero se calmó, entendió la situación que meses después fue narrada con saleroso humor. Para nuestro viceencargado, la vida en el taller no volvió a ser la misma, cualquier obrero con cierta antiguedad desde ese día empezó a mirar al encargado como un objeto con fecha de vencimiento cercana. Ninguno se equivocó.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Bajo la cruz de san andres
Hubo un hecho extremandamente curioso y para los talleristas mas cercanos al personaje en cuestión, fue el hecho mas caricaturesco, risueño y jocoso de uno de los mas conspicuos, entrañables, querido y querible tallerista, hoy día se mantiene a flote en el taller.
Resultó ser que este obrero del teclado, verdadero obrero del teclado, que de tan antiguo supo pertenecer a todos los nombre, formatos y administraciones del taller, cierto día supo no concurrir a sus obligaciones tareas laborales.
En dicho tiempo, la administración de recursos humanos estaba dirigida por un actor hollywoodense venido a menos, sean penn, famoso coimero de las rrhh. Como era de esperar, no se supo por parte de rrhh el motivo por el cual nuestro querido personaje fue ausente.
Al día siguiente llegó munido de un parche adhesivo colocado en su frente marchita. Al verlo con dicho emolumento de primeros auxilios se le pregunta que le había asestado tal cicatriz caricaturil, própia del pato donald. La constestación fue escueta como todo lo de él, "me lastimé con una bicicleta de gimnasia por la mañana, que tengo en mi casa, me dieron dos puntos.".
El parche apósito tenía el famosisimo formato cruzado en diagonal el que formaba la genuina Cruz de San Andrez, utilizada en el tránsito citadino y rutero para avisar sobre un cruce ferrocarril.
A los pocos días, dicha Cruz, que ya fue célebre desapareció, pero los puntos y/o cicatriz debajo de la misma, nunca pudieron ser vistos.
El hecho, para los mas cercanos a tan entrañable compañero, fue bautizado como "La Cruz de San Andres", fue festejado como algo póstumo en el arte camuflar la razon de su ausencia.
Para los talleristas, la cruz de san andres, bautizada así por otro de los mas queribles obreros funcionales no volvió a ser lo mismo.
Resultó ser que este obrero del teclado, verdadero obrero del teclado, que de tan antiguo supo pertenecer a todos los nombre, formatos y administraciones del taller, cierto día supo no concurrir a sus obligaciones tareas laborales.
En dicho tiempo, la administración de recursos humanos estaba dirigida por un actor hollywoodense venido a menos, sean penn, famoso coimero de las rrhh. Como era de esperar, no se supo por parte de rrhh el motivo por el cual nuestro querido personaje fue ausente.
Al día siguiente llegó munido de un parche adhesivo colocado en su frente marchita. Al verlo con dicho emolumento de primeros auxilios se le pregunta que le había asestado tal cicatriz caricaturil, própia del pato donald. La constestación fue escueta como todo lo de él, "me lastimé con una bicicleta de gimnasia por la mañana, que tengo en mi casa, me dieron dos puntos.".
El parche apósito tenía el famosisimo formato cruzado en diagonal el que formaba la genuina Cruz de San Andrez, utilizada en el tránsito citadino y rutero para avisar sobre un cruce ferrocarril.
A los pocos días, dicha Cruz, que ya fue célebre desapareció, pero los puntos y/o cicatriz debajo de la misma, nunca pudieron ser vistos.
El hecho, para los mas cercanos a tan entrañable compañero, fue bautizado como "La Cruz de San Andres", fue festejado como algo póstumo en el arte camuflar la razon de su ausencia.
Para los talleristas, la cruz de san andres, bautizada así por otro de los mas queribles obreros funcionales no volvió a ser lo mismo.
Seguir, un verbo que no volvio a ser el mismo.
Siempre ocurría algo jocoso en el taller, invitablemente y aunque los talleristas quisieran haber parecido serios, no lograban ponerse en esa tesitura. Hubo, hay, un tallerista obrero funcional con veleidades de capataz que supo serlo por momentos, hombre viajado al fin, pero que invariablemente, por períodos llegaba a capataz pero cierta hondera de algún inescrupulo le desintegraba el nido.
Esta persona, habil orador, preciso en sus conceptos, recitaba a cuatro voces lo que lograban los demas y tiempo al tiempo los obreros lo observaban con una pasmosa idolatría conceptual que lelgaba a algunos capataces y algunos obreros del teclado que creían, encolumnandose detras, llegar a la cumbre del taller. Pero como relatamos antes, el hondezo llegaba sin algarabía ni armisticio.
Este obrero funcional adoctrinaba a cuento tallerista llegaba a su chacra, incluidos capataces telefónicos o no. Cierto día uno de los pocos capataces telefónicos que desgañitaban por el taller no comprendió ni en colores ni en latín lo que un obrero funcional y un obrero del teclado intentaron por horas, días y yo diría agregado hasta meses un concepto que, mas allá de lo complejo, debía por imposición tener internalizado, pero no, esto último era habitual.
El encargado del taller en aquel momento era no sino otro que el barbado creido en Atila pero sin imperio del Azote de Dios. Este, como era de esperar, no tenía la conceptualizació misma que la que a aquel capataz telefónico le faltaba, estaban en la misma situación ante tal espeluznante y, ya por aquellas días, remanido concepto, La diferencia es que al capataz telefónico le era necesario y al enacargado no le interesaba en lo mas mínimo, ya que su horizonte distaba mucho de saber del producto; sin embargo este atila talleril armó la faustuosa y celebérrima póstuma reunión.
En dicha reunión estaban, en un principio, el encargado, el capataz telefónico, un obrero funcional y un obrero del teclado. El tema ya estaba bien arto hablado, pero el obrero telefónico continuaba sin entender dicho concepto. El encargado tenía cara de no querer escuchar mas del tema, ya que como dijimos, no era parte de su horizonte. Entonces, ante la catarata de preguntas recurrentes del capataz telefónico hacia el obrero del teclado, este último, en un acto resultado de un ánimo ya empalagado bate:" ...entonces llamalo a (por cirscuntancias jurídicas debemo resguardar su identidad) el obrero funcional fraguado varias veces en su intento de ser capataz".
Este personaje llegá a la famosa reunión con un aire de suficiencia tal que llegó a vociferar en tono muy tenue "otra vez tengo que explicar esto?" como estableciento una postura tal de entender que el taller sin él no avanzaba ni funcionaba. Enre dimes y diretes y terribles afirmaciones de este último, el obrero funcional y el obrero del teclado miraban descreidos de que, solamente con un cambio de voz el capataz telefónico inverosímil comprendía la situación. Hasta que llegó el concepto faustuoso y se produjo el siguiente pregunta de parte del capataz telefónico: "y eso que significa?, a lo que el obrero funcional fraguado y con la paciencia henchida resolvió la contienda con un célebre ademán acompañado de la eximia frase.
La estampa del frguado era parado de modo normal contra una pared sin llegar a apoyarse, los pies acomodados en modo descanso, la mano izquierda escondida en parte en el bolsillo correspondiente de su original vaquero. Así la posición adelanto unos centímetro su pie derecho hacia la posición del capataz telefónico alzó la mano derecha posicionó los dedos de su mano solo con el índice extendido y, al tiempo que ejecutó varios circulos hacia su norte con dicha mano, dijo, ".siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigue aplicando el acuerdo".
Esta frase, en dicha reunión no provocó en absoluto el remate de la misma, pero provocó sonrisas apagadas y gestos jocundos de los obreros funcional y presente. Pero los días posteriores hicieron insigne el gesto de aquel y la frase misma.
Lo posterior a esta reunion en lo referente una situación recurrente, se remataba con la frase y ademán de aquella suculenta reunion
Esta persona, habil orador, preciso en sus conceptos, recitaba a cuatro voces lo que lograban los demas y tiempo al tiempo los obreros lo observaban con una pasmosa idolatría conceptual que lelgaba a algunos capataces y algunos obreros del teclado que creían, encolumnandose detras, llegar a la cumbre del taller. Pero como relatamos antes, el hondezo llegaba sin algarabía ni armisticio.
Este obrero funcional adoctrinaba a cuento tallerista llegaba a su chacra, incluidos capataces telefónicos o no. Cierto día uno de los pocos capataces telefónicos que desgañitaban por el taller no comprendió ni en colores ni en latín lo que un obrero funcional y un obrero del teclado intentaron por horas, días y yo diría agregado hasta meses un concepto que, mas allá de lo complejo, debía por imposición tener internalizado, pero no, esto último era habitual.
El encargado del taller en aquel momento era no sino otro que el barbado creido en Atila pero sin imperio del Azote de Dios. Este, como era de esperar, no tenía la conceptualizació misma que la que a aquel capataz telefónico le faltaba, estaban en la misma situación ante tal espeluznante y, ya por aquellas días, remanido concepto, La diferencia es que al capataz telefónico le era necesario y al enacargado no le interesaba en lo mas mínimo, ya que su horizonte distaba mucho de saber del producto; sin embargo este atila talleril armó la faustuosa y celebérrima póstuma reunión.
En dicha reunión estaban, en un principio, el encargado, el capataz telefónico, un obrero funcional y un obrero del teclado. El tema ya estaba bien arto hablado, pero el obrero telefónico continuaba sin entender dicho concepto. El encargado tenía cara de no querer escuchar mas del tema, ya que como dijimos, no era parte de su horizonte. Entonces, ante la catarata de preguntas recurrentes del capataz telefónico hacia el obrero del teclado, este último, en un acto resultado de un ánimo ya empalagado bate:" ...entonces llamalo a (por cirscuntancias jurídicas debemo resguardar su identidad) el obrero funcional fraguado varias veces en su intento de ser capataz".
Este personaje llegá a la famosa reunión con un aire de suficiencia tal que llegó a vociferar en tono muy tenue "otra vez tengo que explicar esto?" como estableciento una postura tal de entender que el taller sin él no avanzaba ni funcionaba. Enre dimes y diretes y terribles afirmaciones de este último, el obrero funcional y el obrero del teclado miraban descreidos de que, solamente con un cambio de voz el capataz telefónico inverosímil comprendía la situación. Hasta que llegó el concepto faustuoso y se produjo el siguiente pregunta de parte del capataz telefónico: "y eso que significa?, a lo que el obrero funcional fraguado y con la paciencia henchida resolvió la contienda con un célebre ademán acompañado de la eximia frase.
La estampa del frguado era parado de modo normal contra una pared sin llegar a apoyarse, los pies acomodados en modo descanso, la mano izquierda escondida en parte en el bolsillo correspondiente de su original vaquero. Así la posición adelanto unos centímetro su pie derecho hacia la posición del capataz telefónico alzó la mano derecha posicionó los dedos de su mano solo con el índice extendido y, al tiempo que ejecutó varios circulos hacia su norte con dicha mano, dijo, ".siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigue aplicando el acuerdo".
Esta frase, en dicha reunión no provocó en absoluto el remate de la misma, pero provocó sonrisas apagadas y gestos jocundos de los obreros funcional y presente. Pero los días posteriores hicieron insigne el gesto de aquel y la frase misma.
Lo posterior a esta reunion en lo referente una situación recurrente, se remataba con la frase y ademán de aquella suculenta reunion
martes, 23 de septiembre de 2008
Espionaje en el taller
Hubo una época en el taller, que se ha comentado en otra de nuestras entradas, donde la encargada, en este caso, del taller comenzó a contratar gente a malsalva. Lo caricaturesco de esto es que todos los días conociamos entre 1 y hasta 6 personas nuevas, Asi se unieron a esta brillante cofradía gente que tenía unos conocimientos técnicos tales que llevaría a el taller al estrellato en poco tiempo, Ideas innovadoras, nueva tecnología, programas ultra-rápidos y confiables. Todo fue efímero tal avion a chorro hendera el cielo. La tecnologái llegó solo a modo de versionador, los programas ultra-ràpidos y seguros nunca llegaron y los conocimientos fueron uan panace payasesca.
El dique que se daban dichos personaes al amparo total de paraguas de la encargada llegaba al punto que uno de ellos dijo suelto de cuerpo cierto día, como manifestando un olímpismo programador pocas veces visto en la costa sur rioplatense: "...tenes suerte de que trabajes conmigo, va a aprender mucho...", el convitado parlante que recibió tal coronación didáctica resulto poco perplejo ante la prosapía mundana del parlante obrero del teclado declamador. Para otra entrada podesmos dar detalles pintorescos de esta situación.
Dicho tiempo, que no fue nuevo, fue de atiborradoras pc que surcaban el cielo talleril con notable velocidad de resolución, esto último no implica que se infiera que las resoluciones hayan sido acertadas.
Un circunspecto grupo de tres, que por obra y gracia del destino talleril no llegaba a trio, rondaba a minuto diria yo, la oficina destinada a la encargaduría del taller. Como no había tareas para tantos, un par de dicho trio adhirio al disfrute telefónico del estado al cebar mate a la encargada de dicho dislate por la mañana y por la tarde. Todo comentario altisonante o no hacía eco en el reporte vespertino o mañanero según ronda de mate. El otro personaje, que no hacia recordar a un par de gigantes del espectáculo (una caricatura de Fontanarrosa y un verdadero valuarte del baloncesto argentino y mundial) atendía las siestas del taller, pero de un modo mas tecnológico y sin mate de pormedio, mas allá de que dicho obrero funcional fuera mesopotámico.
Como uno de los mas queridos y circunspectos obreros había vaticinado, dicha encargada no terminó bien en dicho taller.
Pero el mesopotámico quedó, hasta me atrevería a decir que fue uno de los pocos que sobrevivieron a la debacle del imperio del mate dentro del taller, casi un imperio ñoqueril. Habilmente dicho obrero funcional, saltó a capataz de un dia para el otro dado el suculento y poco altisonante cambio de encargado.
En rigor verdadero, este capataz siempre tuyo perfil bajo.
Cierto día, luego de haber sostenido una reunión con otros obreros y dicho capataz, ocurrió un hecho por demas llamativo, nunca visto en la greda talleril. Uno de los encargados del taller (en esos momentos hubo 2 porque con uno no alcanzaba) lo llamó sigilosamente a su oficina y en menos de 10 segundos, volvieron ambos cuan prisionero escoltado, tomo sigilosamente sus cosas de su escritorio y fue invitado amablemente a salir por la puerta del taller ya sin despedida sino un simple "chau". El encargado barbado, que tuvo mas apodos que margarito tereré, caminó cuan Atila por la estepa siberiana hasta alcanzar su oficina, con un gesto policiaco sobre el deber cumplido.
Solamente a un par de obreros este momento les cayó por demas curioso, uno de los obreros era tecladista y el otro funcional. Este último se recluyó en su escritorio con un dejo de amargura sobre su destino, el obrero del teclado tomo esta situación como risueña mas allá de que no sabía que pasó.
El Atila del taller llamó a ambos obreros y batio la famosísima frase, celebérrima ya entre el selecto grupo de talleristas, dijo sin mas: "debido a una conducta contraria a los intereses de la empresa, me vi en la TESITURA de invitarlo a salir de la misma ya que no acompaña los objetivos de la empresa...." (sic).
Tuvimos varias minutos para deducir que aquel mesopotámico obrero funcional luego capataz era sino otra cosa que el espía de la anterior encargada. Verán, el MSN todo lo puede, todavía nos preguntamos como Atila llegó a tal conclusión, pero la misma era verdad, a partir de ese día no hubo mas cellisca en le taller.
El dique que se daban dichos personaes al amparo total de paraguas de la encargada llegaba al punto que uno de ellos dijo suelto de cuerpo cierto día, como manifestando un olímpismo programador pocas veces visto en la costa sur rioplatense: "...tenes suerte de que trabajes conmigo, va a aprender mucho...", el convitado parlante que recibió tal coronación didáctica resulto poco perplejo ante la prosapía mundana del parlante obrero del teclado declamador. Para otra entrada podesmos dar detalles pintorescos de esta situación.
Dicho tiempo, que no fue nuevo, fue de atiborradoras pc que surcaban el cielo talleril con notable velocidad de resolución, esto último no implica que se infiera que las resoluciones hayan sido acertadas.
Un circunspecto grupo de tres, que por obra y gracia del destino talleril no llegaba a trio, rondaba a minuto diria yo, la oficina destinada a la encargaduría del taller. Como no había tareas para tantos, un par de dicho trio adhirio al disfrute telefónico del estado al cebar mate a la encargada de dicho dislate por la mañana y por la tarde. Todo comentario altisonante o no hacía eco en el reporte vespertino o mañanero según ronda de mate. El otro personaje, que no hacia recordar a un par de gigantes del espectáculo (una caricatura de Fontanarrosa y un verdadero valuarte del baloncesto argentino y mundial) atendía las siestas del taller, pero de un modo mas tecnológico y sin mate de pormedio, mas allá de que dicho obrero funcional fuera mesopotámico.
Como uno de los mas queridos y circunspectos obreros había vaticinado, dicha encargada no terminó bien en dicho taller.
Pero el mesopotámico quedó, hasta me atrevería a decir que fue uno de los pocos que sobrevivieron a la debacle del imperio del mate dentro del taller, casi un imperio ñoqueril. Habilmente dicho obrero funcional, saltó a capataz de un dia para el otro dado el suculento y poco altisonante cambio de encargado.
En rigor verdadero, este capataz siempre tuyo perfil bajo.
Cierto día, luego de haber sostenido una reunión con otros obreros y dicho capataz, ocurrió un hecho por demas llamativo, nunca visto en la greda talleril. Uno de los encargados del taller (en esos momentos hubo 2 porque con uno no alcanzaba) lo llamó sigilosamente a su oficina y en menos de 10 segundos, volvieron ambos cuan prisionero escoltado, tomo sigilosamente sus cosas de su escritorio y fue invitado amablemente a salir por la puerta del taller ya sin despedida sino un simple "chau". El encargado barbado, que tuvo mas apodos que margarito tereré, caminó cuan Atila por la estepa siberiana hasta alcanzar su oficina, con un gesto policiaco sobre el deber cumplido.
Solamente a un par de obreros este momento les cayó por demas curioso, uno de los obreros era tecladista y el otro funcional. Este último se recluyó en su escritorio con un dejo de amargura sobre su destino, el obrero del teclado tomo esta situación como risueña mas allá de que no sabía que pasó.
El Atila del taller llamó a ambos obreros y batio la famosísima frase, celebérrima ya entre el selecto grupo de talleristas, dijo sin mas: "debido a una conducta contraria a los intereses de la empresa, me vi en la TESITURA de invitarlo a salir de la misma ya que no acompaña los objetivos de la empresa...." (sic).
Tuvimos varias minutos para deducir que aquel mesopotámico obrero funcional luego capataz era sino otra cosa que el espía de la anterior encargada. Verán, el MSN todo lo puede, todavía nos preguntamos como Atila llegó a tal conclusión, pero la misma era verdad, a partir de ese día no hubo mas cellisca en le taller.
viernes, 5 de septiembre de 2008
Una sana costumbre tallerista
En el taller pasaban a menudo cosas de todo tipo y de las mas diversas indoles, una de esas cosas era la forma en la que los demas talleristas despedian a un tallerista en su ultima dia de trabajo.
Durante largo rato los talleristas que seguirian laburando en el taller hagarraban papeles de hojas en blanco, requerimientos, documentos o cualquier cosa que encontraban cerca y los cortaban en pequeños pedacitos a modo de papale picada.
Al llegar las 6 de la tarde o cuando el homenajeado se estaba por retirar, varios talleristas se reunian junto a el homenajeado y le tiraban miles de papeles al aire y luego se explotaba en un aplauso atronador.
Eso si y es algo buena para destacar siempre el compañerismo que existia entre los talleristas, salvando obiamente las excepciones.
Todos o casi todos los ex-talleristas fueron homenajeados de esta forma.
Lo gracioso tambien era que los papelitos tirados en el piso, permanecian ahi durante dias, hasta que algun tallerista decidiera agarrar una escoba y limpiarlos.
Durante largo rato los talleristas que seguirian laburando en el taller hagarraban papeles de hojas en blanco, requerimientos, documentos o cualquier cosa que encontraban cerca y los cortaban en pequeños pedacitos a modo de papale picada.
Al llegar las 6 de la tarde o cuando el homenajeado se estaba por retirar, varios talleristas se reunian junto a el homenajeado y le tiraban miles de papeles al aire y luego se explotaba en un aplauso atronador.
Eso si y es algo buena para destacar siempre el compañerismo que existia entre los talleristas, salvando obiamente las excepciones.
Todos o casi todos los ex-talleristas fueron homenajeados de esta forma.
Lo gracioso tambien era que los papelitos tirados en el piso, permanecian ahi durante dias, hasta que algun tallerista decidiera agarrar una escoba y limpiarlos.
jueves, 4 de septiembre de 2008
De apellido a adjetivo calificativo o modificador directo
De todos los encargados de taller que pasaron desde 2005 hasta 2007 hubo uno muy curioso, extermadamente curioso, al punto que su apellido significo para casi todos los obreros y capataces sinonimo flántropo de "estupidez".
Todo en ese período debía cuidarse de no ser una pregunta calificada como el apellido de aquel furtivo encargado. Dicho personaje provenía de una telefónica extremadamente conocida y fue tan fugaz su paso por el taller que hoy día solo se acuerdan aquellos que tuvimos trato con el. Creemos, los talleristas, que fue el encargado mas vilipendiado, reducido a servidumbre, denostado, infamado, denigrado, insultado y agraviado por el rey. Nunca en la historia del taller hubo un encargado que fue "tan facil" para el rey.
Fue tan curiosa su incursión que hubo dos hechos de los que nadie, pero absolutamente nadie, supo cuando ocurrieron; el primero fue su llegada como encargado y el segundo fue su rutilante salida como encargado. Ese día, el segundo hecho, hubo una verdadera lluvia de papeles como antes no se había visto en la historia del taller. A una de la mas amargadas capataces se la vio llorar al dia siguiente de su retirada.
Había un obrero del teclado que lo tenía para la chacota, y lo mas curioso es que dicho encargado, se lo tomaba en serio. Cierto día se produjo el siguiente dialogo:
Encargado: cuanto tardas en hacer ese script (es menester aclarar que para dicho encargado, la palabra script no figuraba en su léxico sino hasta su incursión talleril)
Obrero del teclado: ehhhhhhh, mas o menos 24 horas
Encargado: o sea, mañana lo tenemos
OT: noooo, 24 horas, son tres dias de laburo, yo trabajo 8 horas al día
ET: ahh, claro,
OT: vos ¿trabajas 24 horas seguida?
ET: y no, no se puede
OT: yo tampoco
ET: pero, no podrías hacer un esfuerzo y hacerlo en menos ?
OT: no, no puedo porque la empresa no hace ningún esfuerzo por mi, vos haces algún esfuerzo por mi?
ET........
El encargado se retiró raudo y refunfuñando
Al día siguiente, el encargado no le dirigió la palabra en todo el día, pero tuvo la dicha o desdicha de encontrarse con el obrero en el ascensor a la hora de la retirada, lo que no contuvo su esfinter y espetó al tallerista:
ET: el script?
OT: faltan 8 horas
ET: pst....
Todo en ese período debía cuidarse de no ser una pregunta calificada como el apellido de aquel furtivo encargado. Dicho personaje provenía de una telefónica extremadamente conocida y fue tan fugaz su paso por el taller que hoy día solo se acuerdan aquellos que tuvimos trato con el. Creemos, los talleristas, que fue el encargado mas vilipendiado, reducido a servidumbre, denostado, infamado, denigrado, insultado y agraviado por el rey. Nunca en la historia del taller hubo un encargado que fue "tan facil" para el rey.
Fue tan curiosa su incursión que hubo dos hechos de los que nadie, pero absolutamente nadie, supo cuando ocurrieron; el primero fue su llegada como encargado y el segundo fue su rutilante salida como encargado. Ese día, el segundo hecho, hubo una verdadera lluvia de papeles como antes no se había visto en la historia del taller. A una de la mas amargadas capataces se la vio llorar al dia siguiente de su retirada.
Había un obrero del teclado que lo tenía para la chacota, y lo mas curioso es que dicho encargado, se lo tomaba en serio. Cierto día se produjo el siguiente dialogo:
Encargado: cuanto tardas en hacer ese script (es menester aclarar que para dicho encargado, la palabra script no figuraba en su léxico sino hasta su incursión talleril)
Obrero del teclado: ehhhhhhh, mas o menos 24 horas
Encargado: o sea, mañana lo tenemos
OT: noooo, 24 horas, son tres dias de laburo, yo trabajo 8 horas al día
ET: ahh, claro,
OT: vos ¿trabajas 24 horas seguida?
ET: y no, no se puede
OT: yo tampoco
ET: pero, no podrías hacer un esfuerzo y hacerlo en menos ?
OT: no, no puedo porque la empresa no hace ningún esfuerzo por mi, vos haces algún esfuerzo por mi?
ET........
El encargado se retiró raudo y refunfuñando
Al día siguiente, el encargado no le dirigió la palabra en todo el día, pero tuvo la dicha o desdicha de encontrarse con el obrero en el ascensor a la hora de la retirada, lo que no contuvo su esfinter y espetó al tallerista:
ET: el script?
OT: faltan 8 horas
ET: pst....
Doña Tremebunda y su impecable oraculo
Hubo una época en la que hubo un incesante tráfico de obreros, entraban 3 salian 2, salia 1 entraban 4, un verdadero e inusitado e inaudito tráfico. Lo curioso del caso es ue algunos de esos obreros no sabian bien cual era su tarea final.
En uno de esos tráficos entro una persona diminuta en altura, ubérrima en anchura y fecunda en profundidad. Hubo entonces, un pequeño debate sobre como apodar a dicha persona. En el tácito acuerdo de obreros del teclado dicha persona recibió el remoquete de "Doña Tremebunda".
No era una persona muy locuaz Doña Tremebunda, pero con el correr del tiempo fue casi un verdero aquelarre al acierto.
Un conspicuo obrero de años, que todavía pertenece a la inolvidable troupe de obreros del teclado, preguntole donde había trabajado a lo que Doña Tremebunda hizo participio de sus anteriores empresas por las que estuvo. En cierto momento casi mágico aquel obrero advierte que las empresas donde hubo participación de Doña Tremebunda habíandesaparecido por lo que advierte
Obrero del teclado: "...pero todas las empresas donde vos trabajaste no existen mas"
Doña Tremebunda: si, es verdad, en las empresas que yo estuve o quebraron o cerraron"
Esto fue tomado como simple advertencia de la superticiosa herrumbre de los obreros, estos advertian que El taller no tenía venta alguna.
Meses después dicha atinada advertencia de Doña Tremebunda se hizo realidad, El Taller de 25 de mayo cerró sus puertas y desde ahí nuevamente nacio el mote entre un selecto grupo de obreros que pasaron a llamar "sea-sms-carriers-sms-loquevendra".
Doña Tremebunda cumplió su obra quiromántica.
En uno de esos tráficos entro una persona diminuta en altura, ubérrima en anchura y fecunda en profundidad. Hubo entonces, un pequeño debate sobre como apodar a dicha persona. En el tácito acuerdo de obreros del teclado dicha persona recibió el remoquete de "Doña Tremebunda".
No era una persona muy locuaz Doña Tremebunda, pero con el correr del tiempo fue casi un verdero aquelarre al acierto.
Un conspicuo obrero de años, que todavía pertenece a la inolvidable troupe de obreros del teclado, preguntole donde había trabajado a lo que Doña Tremebunda hizo participio de sus anteriores empresas por las que estuvo. En cierto momento casi mágico aquel obrero advierte que las empresas donde hubo participación de Doña Tremebunda habíandesaparecido por lo que advierte
Obrero del teclado: "...pero todas las empresas donde vos trabajaste no existen mas"
Doña Tremebunda: si, es verdad, en las empresas que yo estuve o quebraron o cerraron"
Esto fue tomado como simple advertencia de la superticiosa herrumbre de los obreros, estos advertian que El taller no tenía venta alguna.
Meses después dicha atinada advertencia de Doña Tremebunda se hizo realidad, El Taller de 25 de mayo cerró sus puertas y desde ahí nuevamente nacio el mote entre un selecto grupo de obreros que pasaron a llamar "sea-sms-carriers-sms-loquevendra".
Doña Tremebunda cumplió su obra quiromántica.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Como entrar al taller y pasar directo al frezeer
Cuenta jocosamente un gordito que entro alla por agosto de 2004, dias donde la encargada general del taller era la madre de Doña Tremebunda, que el segundo día de su apacible estadía en el taller tuvo el siguiente dialogo con la encargada.
En la entrevista la encargada quizo mostrar su logros dentro del taller, hizo gala de unos vagos conocimientos del producto, batio que era capanga en ciertas herramientas que por ese entonces no estaban en boga, hasta que el obrero del teclado provocó a la encargada:
OT: ahi trabajabamos con sistemas digital con sistema operativo rexx
Encargada Taller: ahhhhhhh si digital, yo trabajaba con digital con el sistema operativo rexx, si, si, hacia soporte de rexx.
OT: aha, que bueno...(no quiso proseguir la burla porque Digital nacio y murio con unix)
La encargada, observando seguramente la cara y el gesto del obrero y esbozando la patinada propia no quizo proseguir con el tema a lo que cambió rapidamente de tema realizando una propuesta bastante curiosa:
ET :tenemos innumerables problemas en un cliente de venezuela, vos podrías viajar a venezuela ?
OT: ehhhh (recordando solo sus 12 horas de tallerista) yo no tengo problemas en viajar, pero hay dos inconveniente que no se cuan salvables son, el primero es que no tengo pasaporte
ET: eso es solucionable rapidamente
OT: el segundo es que no creo que con mis conocimientos sobre el producto pueda agregar solucion alguna sobre los problemas que poseen en venezuela.
ET cortó abruptamente la entrevista cuyo objetivo no logró, el obrero citado fue a parar al ostracismo y no se hizo mas acreedor de la noblizima palabra de la madre de Doña Tremebunda
En la entrevista la encargada quizo mostrar su logros dentro del taller, hizo gala de unos vagos conocimientos del producto, batio que era capanga en ciertas herramientas que por ese entonces no estaban en boga, hasta que el obrero del teclado provocó a la encargada:
OT: ahi trabajabamos con sistemas digital con sistema operativo rexx
Encargada Taller: ahhhhhhh si digital, yo trabajaba con digital con el sistema operativo rexx, si, si, hacia soporte de rexx.
OT: aha, que bueno...(no quiso proseguir la burla porque Digital nacio y murio con unix)
La encargada, observando seguramente la cara y el gesto del obrero y esbozando la patinada propia no quizo proseguir con el tema a lo que cambió rapidamente de tema realizando una propuesta bastante curiosa:
ET :tenemos innumerables problemas en un cliente de venezuela, vos podrías viajar a venezuela ?
OT: ehhhh (recordando solo sus 12 horas de tallerista) yo no tengo problemas en viajar, pero hay dos inconveniente que no se cuan salvables son, el primero es que no tengo pasaporte
ET: eso es solucionable rapidamente
OT: el segundo es que no creo que con mis conocimientos sobre el producto pueda agregar solucion alguna sobre los problemas que poseen en venezuela.
ET cortó abruptamente la entrevista cuyo objetivo no logró, el obrero citado fue a parar al ostracismo y no se hizo mas acreedor de la noblizima palabra de la madre de Doña Tremebunda
El comun de los proyectos en el taller
En los dias previos al inicio de los inolvidables Juegos Olímpicos de Atenas 2004, entro un gordito al taller en calidad de obrero del teclado, dicho personaje fue odiado y querido en partes iguales. Este fue a para a la isla de un par de obreros del teclado, como el. En esa época ocurrio un hecho digno de mencionarse en los anales de El Taller. No esta demás aclarar que esta historia la conocen, lamentablemente unos pocos.
Por esos días La madre de Doña Tremebunda era la encargada general del taller y el rey apuntaba, como era su costumbre, todos sus dardos, cañones y demas piezas de artilleria al centro de la encargada que, fiel a su masa corporal, resistia dado que su base era bien firme.
Al aparecer el inventado y nunca bien ponderado proyecto LCR la encargada formó el equipo con una capataz (mery ann) obsecuente a los dimes de el rey, un obrero funcional que hacia sus primeras armas en la funcionalidad y un par de obreros del teclado quienes, segun dichos del gordito novato, laburaban de sol a sol. Era común observar a diario y por cortos períodos medidos en minutos, que dicho funcional se acercara a la isla de los obreros del teclado y pronunciara conceptos nuevos pero no tan nuevos sobre dicho proyecto, es decir, las conceptualizaciones si modificaban, casi misteriosamente, visita a visita, al punto tal que dicho par de obreros cierto dia comentaron a dicho funcional "o te decidis o paramos aca, no podemos estar corrigiendo diariamente lo que hicimos ayer", el obrero funcional dejo la isla tan raudo cuan escupida de músico.
Cierto día se acabó la paz en dicho proyecto cuando mery ann se acercó a la isla de los obreros y se produjo en siguiente dialogo:
MA: ¿tienen algo terminado? (imaginen ustedes el tono y la modulación)
OT: no, todavía no, por que queres algo ahora si falta una semana?
MA: porque (el rey) me esta rompiendo las pelota (sic)
Esta situación plasmóse en un dislate del tipo reinico, al no tener respuesta de mary ann el rey cortó abruptamente la comunicación con esta y con el obrero funcional. El proyecto entonces entró en una espiral que vaya uno a saber donde termianba.
Era común estar en una dificil posición para el obrero del teclado, programar algo sin saber el obrero funcional que es lo que el rey quería e imaginen cuando la comunicación entre el obrero funcional y/o la capataz con el rey no tenía mas cabida.
El rey nunca se dio cuenta de que Doña Tremebunda maneajba los hilos del taller desde un pequeño canton.
Por esos días La madre de Doña Tremebunda era la encargada general del taller y el rey apuntaba, como era su costumbre, todos sus dardos, cañones y demas piezas de artilleria al centro de la encargada que, fiel a su masa corporal, resistia dado que su base era bien firme.
Al aparecer el inventado y nunca bien ponderado proyecto LCR la encargada formó el equipo con una capataz (mery ann) obsecuente a los dimes de el rey, un obrero funcional que hacia sus primeras armas en la funcionalidad y un par de obreros del teclado quienes, segun dichos del gordito novato, laburaban de sol a sol. Era común observar a diario y por cortos períodos medidos en minutos, que dicho funcional se acercara a la isla de los obreros del teclado y pronunciara conceptos nuevos pero no tan nuevos sobre dicho proyecto, es decir, las conceptualizaciones si modificaban, casi misteriosamente, visita a visita, al punto tal que dicho par de obreros cierto dia comentaron a dicho funcional "o te decidis o paramos aca, no podemos estar corrigiendo diariamente lo que hicimos ayer", el obrero funcional dejo la isla tan raudo cuan escupida de músico.
Cierto día se acabó la paz en dicho proyecto cuando mery ann se acercó a la isla de los obreros y se produjo en siguiente dialogo:
MA: ¿tienen algo terminado? (imaginen ustedes el tono y la modulación)
OT: no, todavía no, por que queres algo ahora si falta una semana?
MA: porque (el rey) me esta rompiendo las pelota (sic)
Esta situación plasmóse en un dislate del tipo reinico, al no tener respuesta de mary ann el rey cortó abruptamente la comunicación con esta y con el obrero funcional. El proyecto entonces entró en una espiral que vaya uno a saber donde termianba.
Era común estar en una dificil posición para el obrero del teclado, programar algo sin saber el obrero funcional que es lo que el rey quería e imaginen cuando la comunicación entre el obrero funcional y/o la capataz con el rey no tenía mas cabida.
El rey nunca se dio cuenta de que Doña Tremebunda maneajba los hilos del taller desde un pequeño canton.
martes, 2 de septiembre de 2008
El dueño, el rey y los otros
Cuenta la historia que durante la transición del traspaso de un obrero funcional desde Chile a México, se le encomendó la tarea de dar una capacitación de nivel de usuario de la herramienta de Carriers Interconnect en su módulo de Interconexión Internacional a:
1) Un Gallego cuyo nombre creemos que era JM
2) JW o el hijo del dueño
3) Grupo de obreros o talleristas nuevos
Comenzada la capacitación via web, se da la introducción y se comienzan a suceder interrupciones de la misma por parte de MW (padre de Justin) donde lo que el tipo en definitiva estaba esperando era otra cosa… pero bueno… seguimos adelante y ante una nueva interrupción, MW increpa:
- Es verdad JM??
- A lo que se le responde: JM no está…
- Como que no está?!?!?!?! Si esta capacitación fue solicitada por y para el!!!
- Rafa!! (dice MW con tal voz atronadora que el aire se cortaba con un cuchillo)
- Rafa no está tampoco…
- El Rey!! JC!! (dice MW, el nivel de la vena de este hombre preocupara aun por telefono)
- A lo que se responde.. tampoco están…
- Ahí MW dijo algunas palabras en su idioma nativo (ingles) las cuales no recuerdo,.. pero me pide que le haga una presentación como si le tuviera que vender la aplicación porque estaba frente a una presentación para AT&T LA y ese era el objetivo de la capacitación, a lo que le respondo que a mi me dijeron otra cosa, sino, lo hubiéramos planteado de otra manera… pero bueno.. justo entra El Rey a la reunión y se produce la hecatombe, la debacle total, una sucesión de hechos bochornosos… etc en lo cual El Rey gritaba “No habíamos quedado en esto” y MW replicaba en ingles… hasta que El Rey dio por terminada la conversación con:
- No habíamos quedado en esto y cortó abruptamente el teléfono….
No se sorprendan, estos dislates eran comunes en el taller
1) Un Gallego cuyo nombre creemos que era JM
2) JW o el hijo del dueño
3) Grupo de obreros o talleristas nuevos
Comenzada la capacitación via web, se da la introducción y se comienzan a suceder interrupciones de la misma por parte de MW (padre de Justin) donde lo que el tipo en definitiva estaba esperando era otra cosa… pero bueno… seguimos adelante y ante una nueva interrupción, MW increpa:
- Es verdad JM??
- A lo que se le responde: JM no está…
- Como que no está?!?!?!?! Si esta capacitación fue solicitada por y para el!!!
- Rafa!! (dice MW con tal voz atronadora que el aire se cortaba con un cuchillo)
- Rafa no está tampoco…
- El Rey!! JC!! (dice MW, el nivel de la vena de este hombre preocupara aun por telefono)
- A lo que se responde.. tampoco están…
- Ahí MW dijo algunas palabras en su idioma nativo (ingles) las cuales no recuerdo,.. pero me pide que le haga una presentación como si le tuviera que vender la aplicación porque estaba frente a una presentación para AT&T LA y ese era el objetivo de la capacitación, a lo que le respondo que a mi me dijeron otra cosa, sino, lo hubiéramos planteado de otra manera… pero bueno.. justo entra El Rey a la reunión y se produce la hecatombe, la debacle total, una sucesión de hechos bochornosos… etc en lo cual El Rey gritaba “No habíamos quedado en esto” y MW replicaba en ingles… hasta que El Rey dio por terminada la conversación con:
- No habíamos quedado en esto y cortó abruptamente el teléfono….
No se sorprendan, estos dislates eran comunes en el taller
lunes, 1 de septiembre de 2008
Un loco lindo
Eran tiempos de sosobra y confucion en el taller. La llegada de un nuevo capataz con su sequito de ayudantes perturbaba la paz de los talleristas existentes y dividia al taller en 2 grupos bien claros y definidos cual friver borra cual independiente ra sin, que se habrian de disputar el control del taller durantes las semanas venideras.
Pero habia un inconventiente... el nuevo capataz sepultaba a los viejos talleristas en un bloque de hielo cuasi irrompible.
Por eso y cuando nadie lo esperaba, nacio un vengandor, un heroe, un embleba, de identidad aun desconocida, algunos lo catalgoron de "el loco del correo" o "el loco del blog" o simplemente "el loco", este loco mandaba mails a diestra y siniestra publicando verdades talleristas. Todos los dias a la mañana el loco nos recibia con nuevo y jugoso mail donde batia muchisimas cosas.
Intentaron callarlo... no pudieron.
Intentaron rastrearlo... no pudieron.
Intentaron bloqueralo... no pudieron.
El loco aparecio cuando quizo y tambien se fue cuando quizo y su leyenda siempre sera recordada en el taller ya que como dice el dicho las leyendas nunca mueren.
Pero habia un inconventiente... el nuevo capataz sepultaba a los viejos talleristas en un bloque de hielo cuasi irrompible.
Por eso y cuando nadie lo esperaba, nacio un vengandor, un heroe, un embleba, de identidad aun desconocida, algunos lo catalgoron de "el loco del correo" o "el loco del blog" o simplemente "el loco", este loco mandaba mails a diestra y siniestra publicando verdades talleristas. Todos los dias a la mañana el loco nos recibia con nuevo y jugoso mail donde batia muchisimas cosas.
Intentaron callarlo... no pudieron.
Intentaron rastrearlo... no pudieron.
Intentaron bloqueralo... no pudieron.
El loco aparecio cuando quizo y tambien se fue cuando quizo y su leyenda siempre sera recordada en el taller ya que como dice el dicho las leyendas nunca mueren.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)