Nos explayamos, esta vez, sobre las bondades del conde, quien no solamente sufrio sobre el stress.
El conde escoses fue presentado como un encomiable obrero especializado (no del teclado, ni funcional) único en el mundo. Su fina estampa hizo trascender un nuevo estilo vestuarista en el taller. Los talleristas, antes de dicha fulgurante aparición, vestían sencillamente, sin grandes estridencias textiles, sin pacatismo pero con una gran apertura a la individualidad. Este conde escoses, cuyos ancestros se preguntaran quien es él, tenia una figura enigmática, de estatura media, entrado someramente en kilos portaba una barba profusa sin llegar siquiera a emulara San Pedro. Poseía dos extremas curiosidades; la primera es que fue el único al que se le permitía concurrir munido de soberanas chancletas bajo sus pies y el segundo detalle era mas visible que el anterior y se refería a su peculiar capilarismo; de pelo castaño oscuro su cabellera extremadamente lacia, acicalaba un exulstante, anti salina y larguisima "colita" cuyo fin residia en sus nalgas.
Este conde devenido en maestro detentaba un profuso conocimiento sobre cualquier matería tencológia y humana. Una verdadera enciclopedia caminante. Los talleristas quedaban absortos de semejante capacidad cerebral, no podía, y mas de uno se resistia, a creer tan pletórico conocimineto. Todo lo resolvia.
Cierto día para su desgracia ocurrió lo del "sed" y develó la misteriosa fuente de conocimientos. Luego de dicho episocio, macabro para él, no sostuvo mas su verdadera estaba. Todos los talleristas dejaron de consultarle luego de el soberano hecho que relatamos a continuación. El dialogo se produjo entre el conde escoses y uno de los obreros del teclado mas amados y odiados al mismo tiempo.
Obrero del teclado: tenes idea de como se usa...
Conde escoses: no, la verdad que no, vamos a preguntarle al maestro todo de la sabiduria (sic)
OT: quien es?
CE: google.....
Rapidamente sin parpadeo alguno, cambió el programa actual por una página de google que ya tenía abierta y buscó rapidamente, con la para nada incipiende velocidad de sus dedos, la pregunta realizada.
Los obreros todos, comenzaron a observar a dicho Conde originario del reino unido, como un verdadero "buscador" humano. Los talleristas no era que no podían buscar o no sabían buscar, eran profusos buscadores de google, pero por un tiempo se creyó que el conde era una enciclopedia caminante.
Nadie volvió a creer en el conde después de dicho suceso.
jueves, 2 de octubre de 2008
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